
A veces al leer
ciertas noticias "juego" a lo que propone
Jaume d'Urgell: "¿Cambiaría nuestra opinión si la persona que hiciera semejantes declaraciones fuera un médico o una abogada, un político vasco o una voluntaria de la Misión Sucre, un estudiante nipón o un programador neoyorquino, una ingeniera química o un príncipe heredero?"
Es interesante pero la mayoría de veces acabo indignada, descorazonada y triste. Sé que lo más fácil es dejarse llevar por el "yo no puedo hacer nada". De momento puedo empezar por hacer algo tan simple como seguir diciendo: "¡República ya!".
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