martes, 29 de julio de 2008

Tailandia en bicicleta

Aburrida esta tarde en la oficina, he empezado a navegar por la red y he ido a parar a uno de los blogs de El País. El espacio de un viajero que se llama Paco Nadal y que está recorriendo Tailanda de punta a punta encima de su bici.

Aunque la inicitiva ya nos suene a tópico (¡¿cuánta gente se ha liado la manta a la cabeza para recorrer mundo?! Yo conocí al biciclown hace unos años, un asturiano que iba a recorrer todo el planeta a bordo de su bici y hacer reír a los niños; ahora una amiga mía me dice que lo deja todo, y que con lo que cobrará de paro, se va con su mochila por África, Asia y luego América), me ha encantado la forma que tenía de expresar una cosa tan simple como es viajar: "Si viajas en bicicleta puedes oler el país, sentir la temperatura, pararte donde quieras a hablar con la gente. Eres parte del entorno, si llueve, te mojas; si hace calor, sudas. Además, a la población local le parece siempre tan exótico que visites su tierra en bici que te acogen de otra manera mucho más receptiva, más franca".

Yo también quiero fundirme con mi entorno, tocar el viento, oler el mar y ser parte del cielo. Sentirme parte de todo y de todos. Pero creo que el secreto no está tanto en sentirlo sólo cuando sales de tu ciudad o te vas de vacaciones, sino en sentirlo cada día, cuando vamos a trabajar, a casa o a pasear por el barrio.

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